RESUMEN
El
objetivo principal de la presente investigación ha sido, determinar la relación
existente entre los estados emocionales y el aprendizaje de los estudiantes de
la I.E. “Santiago Antúnez de Mayolo” de Shulluyacu, año 2019. La investigación fue de tipo básica
y su diseño fue no experimental.
La
población de estudio estuvo formado por 76 alumnos matriculados en el nivel
secundaria. La muestra de estudio estuvo formada por 12 alumnos identificados como
alumnos con problemas de emociones negativas. El muestreo fue de tipo
intencionado.
Los resultados de la
investigación demuestran que las emociones negativas influyen poderosamente en
el aprendizaje de los alumnos al bloquear su capacidad de atención y concentración,
al afectar sus relaciones personales, y dañar su autoestima.
La investigación demuestra además la necesidad de desarrollar
en los maestros y padres, competencias emocionales con la finalidad de atender
el problema de las emociones negativas desde la escuela y el hogar.
Asimismo; se hace necesario incorporar en
las instituciones educativas a los profesionales de la piscologìa para ayudar a
superar no solo los problemas de emociones
negativas sino tambien vinculados con el acoso, escolar, el bullyng,
la discrimación, etc.
La investigación pone de manifiesto que entre la cognición
y la emoción existe un vínculo muy estrecho que nos permite entender que el aprendizaje
a veces depende mas de la emoción que de la razón. El vínculo es tal que cuando
se modifica uno de estos componentes se afecta irremediablemente el otro componente.
En tal sentido, la educación es un proceso que busca
integrar la emoción y la razón creando ambientes agradables de aprendizaje, buscando una buena
relación de comunicaciòn entre docentes
alumnos y padres de familia con la finalidad de mejorar el clima
institucional y la convivencia en la institución educativa.
Palabras Clave
Emociones
negativas, Aprendizaje
ABSTRACT
The main
objective of this research has been to determine the relationship between
emotional states and the learning of the students of the I.E. "Santiago
Antúnez de Mayolo" by Shulluyacu, year 2019. The research was basic and
its design was not experimental.
The study
population consisted of 76 students enrolled in the secondary level. The study
sample consisted of 12 students identified as students with negative emotion
problems. Sampling was of the intended type.
The research
results show that negative emotions powerfully influence students' learning by
blocking their attention and concentration, by affecting their personal
relationships, and damaging their self-esteem.
The research
also demonstrates the need to develop emotional competencies in teachers and
parents in order to address the problem of negative emotions from school and
home. Likewise; It is necessary to incorporate in the educational institutions
the professionals of the piscology to help overcome not only the problems of
negative emotions but also linked to bullying, school, bullyng, discrimination,
etc,
The research
shows that between cognition and emotion there is a very close link that leads
us to understand that learning sometimes depends more on emotion than on
reason. The link is such that when one of these components is modified, the
other component is irremediably affected.
In this sense,
education is a process that seeks to integrate emotion and reason by creating
pleasant learning environments, seeking a good communication relationship
between student teachers and parents in order to improve the institutional
climate and coexistence in the institution educational
Keywords
Negative
emotions, Learning
INTRODUCCIÓN
El
presente trabajo de investigación titulado “LOS ESTADOS EMOCIONALES NEGATIVOS Y
EL APRENDIZAJE DE LOS ESTUDIANTES EN LA I.E. SANTIAGO ANTÚNEZ DE MAYOLO DE
SHULLUYACU - 2019” nace en la práctica pedagógica, como producto de nuestra
observación al comportamiento que manifestaban ciertos alumnos y la relación
que éste tenía con su aprendizaje.
El
estudio se desarrolló con estudiantes
del nivel secundario, las fuentes de información han sido fuentes de primera
mano, como las entrevistas y las
observaciones directas realizadas a los
alumnos y también fuentes secundarias
como son los textos, artículos científicos, información de internet y otros
vinculados con el tema.
Como
resultado de un diágnostico en la institución educativa, encontramos
estudiantes con problemas emocionales, producto de los problemas que vivían en
sus hogares.
Los
efectos eran visibles ya que los
estudiantes mostraban baja autoestima, bajo rendimiento académico, bajo nivel de socialización, bajo nivel de
atención.
La
ira y el miedo fueron las emociones negativas mas arraigadas en los estudiantes
que formaban la muestra de estudio, quienes se asustaban hasta de sus propios
actos, lo que repercutía en sus estilos de aprendizaje.
La
tristeza, como estado emocional negativo afectaba al estudiante en su capacidad
de atención, y esto provocaba un bajo rendimiento académico.
La
ira y el rencor eran la manifestación más visible frente al éxito que mostraban
algunos compañeros de aula y que se convertìa en insulto y agresión fisica.
La
inseguridad y el bajo autoncepto, constituyen tambien dos rasgos de estudiantes
afectados por emociones negativas.
Los
padres de familia y también los profesores que no tienen competencias en
atender estos problemas emocionales conlleva no sólo a una falta de identificación
de emociones negativas sino también a que este problema se mantenga en el
tiempo.
Es
preciso indicar que el presente informe está organizado en cuatro capítulos:
El
capítulo I, que comprende el problema de investigación, descripción,
formulación, objetivos, hipótesis, variables y justificación e importancia.
El
capítulo II, trata acerca del marco teórico, antecedentes, bases teóricas,
definición de términos básicos.
El
capítulo III, está referido a la metodología, nivel y tipo de investigación,
diseño y esquema de la investigación, población y muestra, definición operativa
del instrumento, recopilación de datos y técnicas de recojo, procedimiento y
presentación de datos.
El
capítulo IV, trata acerca de la discusión de resultados y análisis e
interpretación de resultados.
Finalmente
se presentan las conclusiones, sugerencias, bibliografía y los anexos.
Con
la seguridad de haber aportado con algunas ideas a resolver el problema de las emociones negativas,
expresamos nuestra sincera gratitud a todas aquellas personas que con su
valiosa y desinteresada colaboración contribuyeron a la realización del
presente trabajo de investigación.
INDICE
DEDICATORIA
I
AGRADECIMIENTO
II
RESUMEN
III
ABSTRACT
IV
INTRODUCCIÓN V
CAPÍTULO I PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN
1.1. Descripción del problema 14
1.2. Formulación del problema 17
1.2.1 Problema general 17
1.2.2 Problemas específicos 17
1.3. Objetivos 18
1.3.1 Objetivo
general 18
1.3.2 Objetivos
específicos 18
1.4. Hipótesis 18
1.4.1 Hipótesis
general 18
1.4.2 Hipótesis
específica 18
1.5. Variables 18
1.5.1 Variable
independiente 18
1.5.2 Variable
dependiente 19
1.5.3 Operacionalización de variables 19
1.6. Justificación e importancia. 19
1.7. Viabilidad 19
1.8. Delimitación 19
CAPÍTULO II MARCO TEÓRICO
2.1. Antecedentes 21
2.1. Bases teóricas 24
2.1.1. Educación emocional 24
2.1.2. Implicación de las
emociones en el proceso de aprendizaje. 27
2.1.3 Teoría cognoscitiva del
aprendizaje 35
2.1.4. La inteligencia emocional 39
2.1.5. Cognición, emoción
y aprendizaje 45
2.1.6. El papel del docente
en la educación emocional 49
2.1.7. Emociones y estilos de
aprendizaje 51
2.1.8. Las emociones y tipo
de emociones negativas 53
Tipos de emociones negativas 55
2.3. Definición de términos básicos 57
CAPÍTULO III METODOLOGÍA
3.1. Nivel de investigación 59
3.2. Tipo de investigación 59
3.3. Diseño y diagrama
de investigación 59
3.4. Población de estudio 60
3.5. Muestra de estudio 61
3.6. Tipo de muestreo 61
3.7. Técnicas de investigación 61
3.8. Instrumentos de investigación 62
3.9. Técnicas procesamiento y
presentación de datos 63
CAPÍTULO IV RESULTADOS DE
INVESTIGACIÓN
4.1. Análisis e
interpretación de Resultados de la Prepruebas 64
DISCUSIÓN DE RESULTADOS 73
CONCLUSIONES 82
SUGERENCIAS 84
ANEXOS 90
CAPÍTULO
I
PROBLEMA
DE INVESTIGACIÓN
El
hombre no es resultado de la casualidad sino de un proceso que se ha construido
en miles y miles de años.
Del
contacto con la naturaleza, de la observación de los hechos que lo
rodeaban el hombre ha ido generando un
tipo de aprendizaje que le ha permitido sobrevivir
y atender las necesidades mas básicas como la alimentación, el descanso, la
seguridad,la protección del frìo, la protección del ataque de los animales,
etc.
Esos
conocimientos que fueron producto de sus experiencias y observaciones cotidianas,
se fue almacenando en su memoria, de tal forma que guiado por esos recuerdos, podía seguramente afrontar distintas
situaciones o problemas que la vida cotidiana le ofrecía.
Hoy
sabemos, que ese almacenameinto de información en la memoria no hubiera sido posible, si ésa información no se
hubiera asociado con las emociones.
La
ciencia ha demostrado que los recuerdos perduran, solo cuando
están asociados a las emociones
que pueden ser positivas como la alegría
y el orgullo o negativas como el miedo,
la ira y la tristeza.
Las
emociones son entonces, esas reacciones que se producen al interior de
un organismo para regular y mantener el equilibrio corpóreo, lo que posibilita
el funcionamiento óptimo que equivale a un estado de equilibrio psicológico, anímico,
energético e inclusive de salud.
Las
emociones influyen en la motivación, en la forma de enfrentar los hechos sea con
optimismo o con pesismismo.
Las
emociones han estado presentes a lo largo de la historia del hombre y seguirán
allí en el futuro porque es parte de su esencia y de su existencia.
Como
problema de estudio, las emociones han sido preocupación de muchos pensadores
desde épocas históricas antiguas.
Aristóteles
concebía las emociones como una
condición que transforma a la persona y que puede afectar su juicio.
Los
estoicos y especialmente Zenón consideraban que las emociones eran las
responsables de las miserias y frustracioens humanas, esto se debe a que las emociones son
resultado acerca del juicio del mundo y del lugar que uno tiene en él.
Para
el filósofo Spinoza, el alma y el cuerpo son dos aspectos de una misma realidad.
Las
emociones derivan del esfuerzo (conatus) de la mente para preservar en ella el
propio ser por un tiempo indefinido. Este esfuerzo se denomina voluntad cuando
sólo se refiere a la mente y se dfenomina appetitus cuando se refiere al mismo tiempo a la mente
y al cuerpo. Así el deseo es la emoción fundamental.A el se unen las otras dos
emociones primarias: la alegría y el
dolor.
Para
Darwin, las emociones en los animales y el hombre funcionan como señales y
comunican intenciones; tienden a ser reacciones apropiadas a la emergencia ante
ciertos acontecimientos del entorno.
Para
Watson y Skinner la emoción es una predisposición para actuar de determinada manera.
Para
Goleman, la emoción se refiere a un sentimiento y a los pensamientos, los
estados biológicos, los estados psicológicos
y el tipo de tendencias a la
acción que lo caracterizan.
Como
puede observarse, el asunto de las emociones ha sido pensado en distintas
épocas y ha sido abordado desde distintos puntos de vista, sea como
reacción biológica o como manifestación social.
Respecto
a las emociones vinculadas con el aprendizaje, podemos indicar lo siguiente.
Para la UNESCO que es parte de la Organización Mundial de las Naciones Unidas, el
aspecto de las emociones resulta esencial para dos de los cuatro pilares, o
retos, de la educación en l presente y el futuro.
El primero,
vinculado con el “aprender a vivir juntos” y el segundo “aprender a
ser”, citados en el informe “La
educación encierra un tesoro”, elaborado por la Comisión Internacional
sobre la Educación del siglo XXI en 1996, presidida por Jacques Delors.
De acuerdo con
este informe, el factor emotivo es “un complemento indispensable en el
desarrollo cognitivo, por cuanto la autorregulación y la conciencia de las
emociones son herramientas fundamentales de prevención, ya que muchos problemas
tienen su origen en el ámbito emocional” (Collell y Escudé (2003: p.13).
En el caso de aprender
a vivir juntos, el buen humor, la gestión de las emociones, la capacidad de
reconocer las reacciones emocionales propias y ajenas, son habilidades de los
alumnos que benefician la convivencia entre pares y el aprendizaje
colaborativo. De acuerdo con lo señalado por la UNESCO, el desarrollo emocional,
permite a los estudiantes; participar y cooperar con los demás en sociedades
que son cada vez más pluralistas y multiculturales; tolerar, respetar, saludar,
aceptar e incluso celebrar la diferencia y la diversidad de las personas; ser
capaz de afrontar situaciones de tensión, exclusión, conflicto, violencia y
terrorismo. Esta competencia fomenta la capacidad cívica de tomar decisiones de
base comunitaria, la tolerancia social, la gestión del medio ambiente, la
fuerza de trabajo adaptable y la calidad de vida.
Pese a la gran importancia que tiene comprender el aspecto emocional de nuestros
alumnos, la mayoría de los docentes pensamos que el aprendizaje de los alumnos se relaciona
solo con el interés hacia el aprendizaje y no percibimos que ese aprendizaje
tiene un fuerte vìnculo con el lado
emocional del alumno.
De ahí la importancia que tiene el aspecto emocional en la educación, ya que es
necesario “una educación integral de la
persona, que se ocupe del capacitar
para la vida como señalaba Decroly con la finalidad de aumentar
el bienestar personal y social y no apuntar únicamente a los aspectos
académicos.
Testimonios
de algunos maestros que trabajan en zona rural, describen a sus alumnos, como prisioneros
de sus preocupaciones, del estrés, de la ansiedad y de la agresividad que viven
en sus hogares, lo que afecta significativamente su proceso de
aprendizaje.
Este
fenómeno se presenta también en la Institución Educativa de Shulluyacu, donde
se ha observado que las emociones
negativas afectan de manera
significativa el avance académico de los estudiantes, por lo que constituye en
este momento un problema que demanda una inmediata solución.
En
nuestra opinión, este problema puede
resolverse a través de talleres reflexivos de reencuentro emocional de padres
de familia con sus hijos.
A
continuación planteamos las siguientes
interrogantes de investigación.
1.
1.1.
1.
1.1.
1.
1.1.
1.
1.1.
¿Cómo
influye los estados emocionales en el aprendizaje de los estudiantes de la I.E.
“Santiago Antúnez de Mayolo” de Shulluyacu –Distrito de Chacabamba.Año 2019?
a. ¿De qué manera las
emociones de ira, miedo y tristeza afectan el aprendizaje de los estudiantes de
la I.E. “Santiago Antúnez de Mayolo” de
Shulluyacu – 2019?
b.
¿Qué importancia tiene el
análisis de la educación emocional en los procesos educativos de
los estudiantes de la I.E. “Santiago
Antúnez de Mayolo” de Shulluyacu – 2019?
1.
1.1.
1.2.
2.
2.1.
2.2.
Determinar
la relación existente entre los estados emocionales y el aprendizaje de los estudiantes de la I.E.
“Santiago Antúnez de Mayolo” de Shulluyacu.Año 2019.
a.
Explicar como las emociones de ira, miedo y tristeza afectan el aprendizaje de
los estudiantes de la I.E. “Santiago
Antúnez de Mayolo” de Shulluyacu – 2019.
b.
Describir la importancia de
la educación emocional en los procesos educativos de
los estudiantes de la I.E. “Santiago
Antúnez de Mayolo” de Shulluyacu – 2019.
Los
estados emocionales influyen significativamente en el aprendizaje de los
estudiantes de la I.E. “Santiago Antúnez de Mayolo” de Shulluyacu – 2019
Los
estados emocionales de ira, miedo y tristeza influyen negativamente en el
aprendizaje de los estudiantes de la I.E. “Santiago Antúnez de Mayolo” de
Shulluyacu – 2019.
Los
estados emocionales negativos
Aprendizaje
VARIABLES
|
DIMENSIONES
|
INDICADORES
|
ITEMS
|
Los estados
emocionales negativos
|
Miedo
|
Se
muestran inseguros y nerviosos.
|
5
|
Tristeza
|
Muestran
decaimiento, desánimo, desilusión, baja autoestima, se muestran distraídos.
|
3
|
Ira
|
Se
muestran ofensivos,
violentos,
agresivos, irascibles.
|
4
|
Aprendizaje
|
Dominio de
contendios conceptuales y procedimnetales en las diferenets areas del
currículo.
|
Logro
Satisfactorio
En
proceso
En
inicio
|
4
|
Frente
a los diferentes problemas que se observa cotidianamente en el proceso de
enseñanza aprendizaje, es preciso trabajar el estado emocional de los alumnos,
sobre todo, si se trata del estado emocional negativo con la finalidad de
evitar que ésta afecte al aprendizaje del estudiante.
Trabajar
el proceso de enseñanza aprendizaje desde el trabajo en equipo, promoviendo en
todo momento, la resiliencia, la tolerancia, la empatía, etc.
El
presente trabajo de investigación resulta viable porque se cuenta con los recursos
materiales y logísticos necesarios, el permiso de las autoridades educativas y
el respaldo de los padres de familia.
1.8.1. Delimitación espacial
El
trabajo se desarrolló en la Institución Educativa Santiago Antunez de Mayolo,
ubicado en el centro poblado de Shulluyacu que pertenece al distrito de Chacabamba
en la provincia de Yarowilca.
1.8.2. Delimitación temporal
El
presente informe de investigación se desarrolló entre los años 2018 y 2019.
1.8.3. Delimitación de contenido
En
la presente investigación se abordó dos conceptos; los estados emocionales negativos y el
aprendizaje de los alumnos.
CAPÍTULO
II
MARCO TEÓRICO
A continuación citaremos
a tres autores cuyos trabajos guardan
relación con nuestra investigación.
1. Tiria, D. (2015) en su tesis
titulada “La educación emocional
dentro de los procesos de enseñanza -
aprendizaje de los niños y niñas de 4° y 5° primaria”, arriba a las
siguientes conclusiones.
a). La
literatura encontrada refleja la importancia que ha venido tomando la educación
emocional actualmente como elemento sustancial en la formación integral de los
estudiantes, debido a que son cada vez más los estudios recientes enfocados
básicamente en la inclusión de la educación emocional en las aulas, su efecto
sobre el desempeño académico de los estudiantes y sus procesos de convivencia y
comportamiento, evidenciando en la mayoría de los casos un mejoramiento en
estos aspectos.
b). Se
puede inferir que tanto para los docentes como para los padres de familia
existe una relación directa entre las emociones, el manejo que se les dé y el
desempeño académico de los niños y las niñas.
c). Para
los padres de familia las emociones se detectan y se les presta atención cuando
son negativas, porque pueden afectar la convivencia tanto en el hogar como en
el colegio y pueden generar desconcentración en las clases, haciendo que el
desempeño baje.
d). Por
otro lado, en cuanto al punto de vista de los estudiantes, se evidencia que
para ellos es indiferente fijarse en sus emociones y mucho menos en la forma
como éstas pueden llegar a afectar o no su desempeño académico, para los niños
y niñas que participaron en este estudio es poco importante prestarle atención
a sus emociones y por lo tanto, es menos importante aún darse cuenta y analizar
las emociones de los demás, siendo ésta tal vez, una de las causas del matoneo
estudiantil en esta población, y aunque de acuerdo con las docentes de la
institución no existe un nivel alto de casos de matoneo, si se dan casos
esporádicamente.
2. García, J. (2015 ) en su investigación titulada “ La educación emocional, su importancia en el proceso
de aprendizaje”, llega a las
siguientes conclusiones.
a). El
paradigma de la educación racional, centrada en el aprendizaje de contenidos, ignorando
las dimensiones no académicas de los y las estudiantes, particularmente las
emociones, ha mostrado su agotamiento. Por ello se requiere urgentemente un cambio
en ese sentido, lo cual solo será posible en la medida que la sociedad revalore
el papel de las emociones como un elemento primario, fundamental y sustantivo
del proceso de aprendizaje.
b). Debemos
tener claro que no se aprende lo que no se quiere aprender, no se aprende
aquello que no motiva, y si algo no motiva se debe a que no genera
emociones
positivas que impulsen a la acción en esa dirección. Esta es la clave de considerar
a las emociones como parte del aprendizaje, por lo cual la educación emocional
se constituye, por derecho propio, en una necesidad que va más allá del ámbito
escolar.
c). La
educación emocional debe ser vista, conceptualizada y puesta en marcha para
procurar que los y las educandos se conozcan a sí mismos y conozcan a los demás,
se respeten, respeten a los otros y al entorno donde viven, de manera que se
pueda plantear el desarrollo integral de su personalidad como requisito para la
construcción de la felicidad.
3. Moreno, L. (2015) en su
tesis denominada “Las emociones como factor que influye en el aprendizaje:
Estudio de caso”. Llega a las siguientes conclusiones.
a). Tradicionalmente
la escuela ha dedicado sus esfuerzos al desarrollo de las habilidades
cognitivas, priorizando el alcance de los aprendizajes científicos y técnicos,
sin embargo, existen aportaciones científicas, elaboradas por estudiosos del
tema entre los que encontramos a Bisquerra (2006), Woolfolk (2010), Vallés y
Vallés (2000), Maya y Pavajeau, (2007), Vélez (2013), Ostrosky (2013), etc.,
que destacan la existencia de un vínculo de gran importancia entre las
emociones y una serie de funciones cognitivas.
b). Los
alumnos se interesan por aprender si el objeto de estudio les resulta
agradable, familiar o valioso, también es importante que en cierta medida ellos
se sientan aptos, capaces y en control de la situación de aprendizaje.
c). Por el modelo de Bower se sabe que la memoria emocional vincula los
aprendizajes con el estado de ánimo del alumno al momento de aprender, por
ejemplo, cuando un estudiante experimenta una emoción agradable, durante una
situación de aprendizaje sobre álgebra, dicha emoción se almacenará en la
memoria junto con los aprendizajes adquiridos, en eventos posteriores al evocar
el tema la emoción que experimente será positiva, y viceversa.
d). Existe evidencia
para afirmar que los discentes son más propensos a prestar atención, recordar y
aprender, cuando el material o la estrategia de enseñanza les provocan
respuestas emocionales.
e). Las emociones que
permiten estados de ánimo agradables liberan espacios en la memoria para los
aprendizajes, en el caso contrario, cuando un estudiante se siente ansioso ante
alguna situación cognitiva, las emociones desagradables como el miedo, enojo y
tristeza ocuparán espacios en la memoria de trabajo y desviarán la atención que
podría reservarse para aprender.
Además, el efecto de la
emociones como la alegría permiten que la mente se centre en la resolución del
problema, por lo que se reduce la probabilidad de cometer errores y se
incrementa la creatividad.
f).En otro sentido, las emociones cumplen la función de
instigar al alumno para obtener cierta recompensa que le permita sentirse
exitoso, reconocido o en pleno dominio de ciertas habilidades, en este caso el
esfuerzo cognitivo se hará por la gratificación que esperaba obtener.
Aspectos
como la valencia, activación y dominio de las emociones también intervienen en
la adquisición de conocimiento. La valencia es el grado en que un alumno se
siente de buen humor respecto a lo que va a aprender, la activación es la
respuesta del alumno ante alguna actividad que requiera de un esfuerzo por
aprender.
g). Para
aprender es necesario prestar la debida atención a lo que se trata de asimilar
y esto dependerá de qué tan placentero le resulte al aprendiz acercarse a los
objetos por conocer. La atención se fija a través de un esfuerzo cognitivo y
éste se realiza siempre y cuando el alumno se sienta en condiciones de hacerlo.
Según Bisquerra, (2001. p 47)
la educación emocional es una rama de la educación que ha venido tomando fuerza
de acuerdo a las necesidades de la sociedad actual en medio de un contexto en
el cual los estudiantes están expuestos a múltiples situaciones y requieren
habilidades y competencias en el campo emocional. De igual forma, el concepto
de educación emocional se ha venido trabajando cada vez más profundo a medida
que avanza la sociedad, pues los problemas que se generan en torno al
analfabetismo emocional son cada vez más
hondos y de difícil manejo, tanto para padres, como para docentes y hasta para
los estudiantes.
Fundamentos
teóricos y epistemológicos.
Para (Briones, 2002. p 23). La
educación emocional es un término derivado de la inteligencia emocional, la
cual se fundamenta en el aspecto psicológico como una de las formas que tiene
el racionalismo, en el cual se busca que el pensamiento sea superior a las
emociones y para ello se requiere manejarlas a través de la razón, de igual
manera el empirismo también fundamenta la educación emocional en cuanto se
opone a toda forma de idealismo, específicamente el empirismo crítico el cual
sostiene que la crítica es la manera como no se puede aceptar absolutamente la
información recibida desde los sentidos.
A
diferencia de los anteriores, para Aristóteles la felicidad es el bien máximo
al que puede aspirar un hombre a través de su propio obrar, por tal razón y
siendo el hombre un ser naturalmente racional, para este filósofo la felicidad
sólo se encuentra en eso que hace al hombre diferente a los demás seres de la
naturaleza: la razón. De ahí que el racionalismo sea la escuela que fundamente
la inteligencia emocional, por eso, para Aristóteles, el hombre bueno debe
actuar de acuerdo con su razón, sin embargo, su actuar se deriva de su esencia,
la cual no es más que su alma, y el alma para Aristóteles se divide en tres
partes, dos de ellas son irracionales y la otra la llamó el ama intelectiva y
de la cual se deriva la felicidad anteriormente nombrada.
En la actualidad, la educación
emocional basa muchos de sus aportes en el modelo de Mayer y Salovey quienes sostienen que las emociones, ayudan a
resolver problemas y hacen más fácil la adaptación al medio.
En efecto, para Salovey
y Mayer (1990 p.78) la inteligencia emocional se basa en un modelo llamado de
habilidades, pues potencializa las habilidades para percibir, valorar y
expresar emociones de forma exacta, al igual que habilidades para adquirir
sentimientos, comprender emociones y por último, regularlas.
Objetivos de la
educación emocional.
Teniendo en cuenta que la investigación a
desarrollar será en un contexto de educación infantil, se han tenido en cuenta
objetivos enfocados a este nivel educativo, entre los que se encuentran:
a) Favorecer el
desarrollo integral de los niños.
b) Potenciar actitudes
que giren en torno a la formación en valores.
c) Potenciar la actitud ante la
satisfacción del esfuerzo y el deber cumplido.
d) Potenciar la
capacidad de tolerar la frustración y la forma de reaccionar ante la misma, es
decir la impulsividad, que por lo general es el factor desencadenante de
múltiples conflictos.
De igual forma, la
educación emocional busca desarrollar la capacidad de relacionarse de forma
efectiva consigo mismo y con las demás personas, por ello, surge como respuesta
ante algunas dificultades de tipo comportamental que presentan los estudiantes
y cuyo origen en la mayoría de los casos es de tipo emocional, en este aspecto,
se ha creado una propuesta llamada Aprender a Convivir, trabajada con
estudiantes entre los 3 y 7 años, en la cual se deben mejorar estos aspectos a
través del fortalecimiento de la competencia social, logrando así, resultados
que redundan en el mejoramiento de la calidad educativa.
La escuela ha sido
históricamente el reino de lo cognitivo, donde se ha privilegiado el pensar
sobre el sentir. Sin embargo, autores como Miller (2016, p. 123) y Pintrich
(2006. p 147) consideran que “el aprendizaje no sólo se refiere a la cognición
fría del razonamiento y la resolución de problemas. El aprendizaje y el
procesamiento de la información también se ven influidos por las emociones, de
manera que también la cognición cálida es importante para aprender”.
Según Gerrit y Zimbardo (2005:
p.404) los estados emocionales pueden afectar el aprendizaje, la memoria, los
juicios sociales y la creatividad. Las respuestas emocionales tienen una
función importante en la organización y categorización de sus experiencias
vitales.
En otras palabras podemos
decir que, las emociones interfieren en el aprendizaje, la memoria y algunas de
sus dimensiones como la atención, percepción y pensamiento.
Iniciaremos con la memoria. Según el
modelo de Bower existe un efecto de congruencia entre el estado de ánimo y el
objeto de estudio, ello depende de la similaridad entre el estado de ánimo y la
valencia del material que está siendo aprendido o recuperado. Por lo tanto, se
pueden considerar que las emociones interfieren de dos maneras: una para el
aprendizaje y otra para la recuperación. Se aprende más material con un
determinado contenido afectivo (valencia del material) cuando el individuo se
encuentra en un estado de ánimo congruente (mismo tipo) con la valencia del
material. Además de que se recupera más material de valencia congruente con el
estado de ánimo que material de valencia no congruente con el estado de ánimo
(en el momento de la recuperación). El efecto de recuerdo dependiente del
estado se produce independientemente de la valencia del material y se refiere a
la congruencia de dos estados de ánimo, el del momento del aprendizaje y el de
la fase de recuperación. Viene a decir que se recuerda (y reconoce) más
material cuando ambos estados de ánimo son iguales que cuando son diferentes u
opuestos (Fernández, 2005, p. 55).
De este modelo nace el concepto de aprendizaje
diferencial, señala que las personas aprenden más material en un estado de
ánimo positivo. En contraste con el efecto de la alegría, la tristeza inhibiría
el aprendizaje por pérdida de motivación o por la incontrolabilidad de
pensamientos negativos que interfieren en la conciencia y restan atención a los
procesos de aprendizaje.
Con este argumento es posible identificar
la importancia que tienen las emociones para la memoria, debido a que a través
de ellas es posible asociar con mayor eficacia los contenidos, al relacionarlos
con sentimientos de agrado o desagrado; tal como lo señalan Alexander y Murphy
(1998), Cowley y Underwood (1998), Reisberg y Heuer (1992) en la siguiente frase “los seres humanos son
más propensos a poner atención, a aprender y a recordar acontecimientos,
imágenes y lecturas que provocan respuestas emocionales (citados por Woolfolk,
2010: 396).
En el primer caso, enfrentar una
circunstancia cognitiva de buen humor, le ofrece al alumno mayor posibilidad de
concentrarse en el objeto de aprendizaje, evitando distracciones, ya que los
sentimientos de miedo o ansiedad generalmente desvían el foco de atención y
pueden llegar a bloquear por completo el aprendizaje.
Para (Gerrit y Zimbardo, 2005: 406) el
estado de ánimo agradable, produce un pensamiento y solución de problemas más
eficientes y más creativos como señala
En el segundo caso, cuando un alumno se
enfrenta a una situación de aprendizaje de mal humor o con desagrado, estará
perdiendo de vista el fin último de la actividad, el sentimiento negativo
limita su capacidad de recordar, además de que la emoción se convierte en el
punto de referencia para rememorar tal conocimiento, de esta forma la siguiente
vez que el aprendiz evoque dicho aprendizaje lo hará con desagrado.
Pekrun (2002 p, 187), aclara que “en
ocasiones, las emociones interfieren con el aprendizaje al ocupar la atención o
el espacio de la memoria de trabajo que podría utilizarse para aprender.
(Fernández, 2008: 52) apoya esta idea y
sostiene que los alumnos que aprenden en circunstancias desagradables
comúnmente experimentarán ansiedad la cual “deteriora el rendimiento porque
hace disminuir la capacidad de procesamiento, al tener que ocupar el individuo
ansioso parte de los recursos en el procesamiento de las cogniciones
irrelevantes para la tarea, asociadas a la ansiedad ".
En ambos casos las emociones inciden en el
periodo de tiempo que pemanecerá el aprendizaje en la memoria, la posibilidad
de que el aprendizaje perdure o se olvide dependerá de la respuesta fisiológica
de la emoción que se experimenta; en palabras de Pekrun, Elliott y Maier “las emociones pueden repercutir en el aprendizaje
al modificar los niveles cerebrales de dopamina que influyen en la memoria de
largo plazo y al dirigir la atención hacia un aspecto de la situación (citados
en Woolfolk, 2010: 397).
Además de influir en la memoria, las
emociones pueden ser causa y consecuencia del proceso cognitivo, se pueden
considerar la fuente de inspiración para el alumno cuando son las que activan
al sujeto para actuar en función de algún objeto de aprendizaje que le interesa
asimilar.
La condición óptima del aprendiz ante los
conocimientos tendría que ser aquella en la que siempre exista un motivo para
que desee esforzarse por conocer los contenidos propuestos por la escuela. Es
decir, el sujeto que aprende debe tener un interés personal en el objeto a
conocer. Para apoyar este argumento se presenta la siguiente idea:
En primer lugar es necesaria una
predisposición para el aprendizaje significativo. Dado que comprender requiere
siempre un esfuerzo, la persona debe tener algún motivo para esforzarse, si el
alumno o aprendiz no está dispuesto a esforzarse en relacionar y se limita a
repetir el material, no habrá aprendizaje significativo.
Por tales razones cuando se habla del
proceso de aprendizaje con respecto a la labor del profesional en educación, se
sabe que se trata de una tarea seria y planificada, ya que si los alumnos no
tienen el interés requerido, será labor de quien diseña la estrategia de
aprendizaje hacer que se interesen, se sientan atraídos y encuentren agradable
la situación cognitiva. Como bien señala Platón “la tarea más importante para
una sociedad es enseñar a los jóvenes a encontrar placer en los objetos correctos”
Es importante que los involucrados en el
proceso de enseñanza-aprendizaje tengan presente que las emociones: Tienen
efectos sobre procesos mentales. Las emociones pueden afectar la percepción, atención, memoria, creatividad
y otras facultades. Así por ejemplo se ha observado que la felicidad hace más
flexible la organización cognitiva, produciendo más asociaciones que las
normales. Esto tiene una aplicación en la creatividad artística, científica y
en la resolución de problemas.
La felicidad se ha asociado con personas
que tienen objetivos elevados. Las personas felices son más propensas a
cooperar y ayudar a los demás (Bisquerra, 2005: 64).
Como ya lo señalamos, las emociones al
igual que los motivos, activan y dirigen la conducta. Nos instigan a acercarnos
a un objeto o alejarnos de él. Sin embargo también como los motivos pueden
activar una compleja cadena de conductas capaces de favorecer o dificultar el
cumplimiento de nuestras metas.
Según la ley de Yerkes-Dodson, cuanto más
compleja sea una tarea, más bajo será el nivel de activación emocional que
pueda tolerarse sin que interfiera con el desempeño (Morris y Maisto, 2001,p.
94). Un ejemplo de esto puede ser el caso de algún alumno que se encuentre a
punto de participar en un examen para ser admitido en la institución que
siempre ha soñado, pensemos que es una escuela de alta demanda, matrícula
reducida y que el número de aciertos requeridos para ser seleccionado es muy
alto, el discente que está a punto de presentar la prueba sabe que debe dormir
para estar en perfectas condiciones, sin embargo, su nivel de activación es tan
alto que le impide conciliar el sueño el tiempo necesario.
Todo esto se debe a que “las emociones
fuertes tienden a desorganizar las actividades inteligentes operativas. Las
tareas que exigen delicada coordinación motora o un buen juicio crítico no se
ejecutarán eficientemente cuando nos encontremos presos de la emoción”
(Geldard, 1982: 69); es por esto que ante situaciones complejas se recomienda
un nivel bajo de activación ya que favorece la concentración.
El nivel de activación se define como: El
término que se utiliza para designar la medida de energía potencial almacenada
en un organismo. Se trata tanto del ritmo de los procesos cerebrales como del
nivel general de atención frente a los estímulos del medio, y está determinado
por el sistema de actitud reticular. La representación gráfica de la relación
del nivel de activación y rendimiento tiene la forma de U invertida. El vértice
de la curva indica el nivel óptimo para el funcionamiento del organismo de un
individuo.
En el segundo caso las emociones se
consideran los frutos de la cosecha, cuando un alumno se siente orgulloso,
aliviado o exitoso, a raíz de haber hecho lo posible para aprender sabiendo que
estas emociones son el resultado de su esfuerzo, por esta razón en líneas
anteriores señalamos que las emociones pueden considerarse causa o consecuencia
del aprendizaje.
Otra variable cognitiva es la toma de
decisiones, las emociones interfieren fungiendo como un sistema de alarma ante
algún peligro, cuando aun los estudiantes carecen de información suficiente
para tomar decisiones estas suelen ser el factor predictivo de las acciones,
esto se sabe por Autores como Ortony, Clore y Collins quienes determinaron que
en el terreno cognitivo las emociones funcionan para la persona como el
detector de obstáculos para conseguir un objetivo deseado; la emoción puede ser
entendida como el resultado de una evaluación del grado al cual los objetivos
de alguien están siendo encontrados en la interacción con el ambiente (citados
por Ostrosky y Vélez, 2013: 51).
El esfuerzo cognitivo que un aprendiz hace
para asimilar en conocimiento es otra variable en la que las emociones influyen
de manera importante de la siguiente manera:
De acuerdo al medio o al modo en que se
presenta el aprendizaje, éste puede ser: Aprendizaje
explícito o cognitivo; o Aprendizaje implícito o emocional. El primero
implica un alto consumo de energía para nuestra Unidad Cuerpo Cerebro Mente ya
que requiere de un esfuerzo consciente (atención selectiva y sostenida),
repetición constante (para su almacenamiento), es decir, es un proceso lento, y
que se olvidará con facilidad. Por el contrario, el aprendizaje implícito-emocional: No requiere de esfuerzos, por
lo que no genera ningún gasto energético para nuestra UCCM, son automáticos e
implícitos, por ello se adquieren rápidamente y son indelebles en el tiempo.
Con todas estas características favorables, es entendible que nuestro cerebro
privilegie este modo de aprendizaje y no el primero. No debemos olvidar,
nuestro cerebro esta moldeado desde hace millones de años atrás en la escases,
y por lo tanto, tiene una “economía en su funcionamiento”; es decir, privilegia
el poco gasto energético (Frigerio, 2010.p.4).
Al respecto de los resultados del
desempeño de un estudiante diremos que suelen ser el factor que determina su estado
de ánimo con respecto al éxito y el fracaso, estas experiencias según Pekrun, Elliott y Maier, “pueden provocar emociones de logro como
orgullo, esperanza, aburrimiento, enojo o vergüenza” (citados por Woolfolk,
2010: p.397).
Schutz y Pekrun, señaln que las emociones
de logro son procesos psicológicos complejos en los que intervienen componentes
afectivos, cognitivos, motivacionales y expresivos; por ejemplo, el disfrute de
los aprendizajes, la esperanza, el orgullo, la ansiedad, la vergüenza y el aburrimiento,
y afirman, además, que dichas emociones son sumamente importantes para la
motivación y el aprendizaje de los estudiantes, el desempeño académico y el
desarrollo de la identidad (citados por Paoloni y Vaja, 2013 p.138)
Según esta postura existen emociones
positivas y negativas, ambas interfieren directamente en el desempeño académico
de tal forma que al experimentar emociones positivas como el orgullo o la
esperanza “se promueve una mayor motivación para aprender, el uso de estrategias
de aprendizaje más flexibles, y se apoya la autorregulación” y al contrario, si
lo que se vive son emociones negativas como la vergüenza o la ansiedad “se
disminuye la motivación y se reducen los esfuerzos requeridos para procesar información”
(Paoloni y Vaja, 2013. p. 138).
El desempeño académico está relacionado
con los sentimientos de logro y estos, a su vez, están estrechamente ligados
con las metas del alumno. Las metas pueden ser de dominio, metas de
acercamiento al desempeño y metas de evitación de desempeño.
Las metas de dominio se refieren a obtener aprendizajes a largo plazo, el
aprendiz se siente motivado por un interés personal y lo que persigue es el
conocimiento (factual, práctico o actitudinal). Cuando los estudiantes se enfrentan
al aprendizaje como una meta de dominio necesitan sentirse aptos y en control
del objeto de aprendizaje. Bandura, lo denomina concepto de autoeficacia y
menciona que son “las creencias de los estudiantes respecto a su eficacia para
regular su propio aprendizaje y dominar los diversos temas académicos, que
operan sobre el rendimiento de dichos estudiantes” (citado por Paoloni y
Bonetto, 2013: 2).
En las metas de dominio el alumno se
concentra en una actividad, valora la actividad como una forma para incrementar
su inteligencia y llega a sentirse en control de la situación; como no tiene
temor de fracasar, puede enfocarse en la tarea en cuestión. El establecimiento
de metas de dominio predice el gozo del aprendizaje, la esperanza y el orgullo.
Los estudiantes con metas de dominio serán menos propensos a sentirse aburridos
o enojados al aprender” (Woolfolk, 2010: 397).
Las metas de acercamiento al desempeño
suelen ser algo positivo para el aprendizaje, sin embargo, el estudiante debe
diferenciar entre obtener una buena calificación y el verdadero aprendizaje, ya
que fijarse metas de este tipo podrían llevarlo a esforzarse “a como dé lugar”
por una nota alta olvidándose de asimilar durante el proceso conocimientos
significativos. En este caso los alumnos que tienen una meta de acercamiento al
desempeño quieren dar una buena impresión o ser los mejores, y enfocarán su
atención en los resultados positivos. Las metas de acercamiento al desempeño se
relacionaron principalmente con el orgullo.
Los estudiantes que consideran el
aprendizaje escolar como una meta a evitar; evaden las tareas difíciles,
reducen sus esfuerzos y se dan rápidamente por vencidos frente a las
dificultades, acentúan sus deficiencias personales, disminuyen sus aspiraciones
y padecen en gran medida, ansiedad, estrés, desesperanza y vergüenza. Tales
dudas sobre sí mismo disminuyen el rendimiento y generan gran malestar, las
investigaciones realizadas demuestran que el individuo que se considera a sí
mismo altamente eficaz, actúa, piensa y siente de forma distinta de aquel que
se percibe ineficaz.
La Teoría cognoscitiva
identifica que el aprendizaje se vincula, no tanto con lo que los estudiantes
hacen, sino con qué es lo que saben y cómo lo adquieren. La adquisición del
conocimiento se describe como una actividad mental que implica una codificación
interna y una estructuración por parte del estudiante. El estudiante es visto
como un participante muy activo del proceso de aprendizaje (Ertmer y Newby, 1993:
12).
A diferencia de las teorías
conductistas que se interesan por los cambios observables en la conducta como
producto del aprendizaje, este modelo enfatiza su atención en los procesos y
estructuras mentales de los estudiantes al asimilar los saberes, pues considera
que el conocimiento se aprende y esto es lo que genera los cambios en la
conducta.
Woolfolk (2010: 269) señala que el paradigma cognitivo se centra
“en la manera en que las personas recuerdan y dan sentido a la información y
las ideas”
En cuanto a la figura del
aprendiz, esta corriente señala que el sujeto que aprende lo hace de manera no
arbitraria y se basa en intereses y métodos personales para adquirir y
acrecentar los conceptos que desea aprender, Wittrock menciona que los alumnos asisten al salón de
clases ya de por si con “planes, intenciones, metas, ideas, recuerdos y
emociones, que utilizan de manera activa para poner atención, seleccionar y
construir significados a partir de estímulos y conocimientos de la experiencia”
(citado por Woolfolk, 2010: 233).
Algunos de los
principios del aprendizaje cognoscitivo proponen:
Enfatizar en la participación activa del
estudiante en el proceso de aprendizaje, promover el autocontrol y
entrenamiento metacognitivo, por ejemplo, enseñando técnicas de
autoplanificación, monitoreo y revisión.
Utilizar el análisis jerárquico para
identificar información relevante durante las tareas cognitivas.
Enfatizar en la estructuración,
organización y secuencia de la información para facilitar su óptimo
procesamiento y uso de estrategias cognitivas tales como esquematización,
resumen, síntesis, y organizadores avanzados, etc.
Crear ambientes de aprendizaje que
permitan y estimulen a los estudiantes para hacer conexiones con material
previamente aprendido, evocación conocimiento a través de preguntas clave, uso
de ejemplos pertinentes, analogías, mnemotecnias, paráfrasis, lluvia de ideas.
El paradigma cognitivo propone que el
alumno sea un sujeto que actué en pro de la meta que se ha propuesto. Como
señala (Woolfolk, 2010: 234), “en vez de recibir influencia de manera pasiva de
los sucesos ambientales y de la gente, elige, practica, pone atención, ignora,
reflexiona y toma muchas otras decisiones mientras persigue metas” , para
alcanzarlas el alumno necesita de un plan de acción y tener muy en cuenta los
métodos que le faciliten las tareas de aprendizaje.
Los métodos descritos en esta teoría como
herramientas que posibilitan los procesos mentales complejos del aprendizaje
como la atención, memorización y comprensión del conocimiento, son elementos
que a su vez integran el estilo de aprendizaje de un estudiante.
La metacognición para Flavel (citado por
Klimenco y Alvarez, 2009: 17), es “el
conocimiento que uno tiene acerca de los propios procesos y productos
cognitivos o cualquier otro asunto relacionado con ellos”, por ejemplo, un
estudiante realiza una lectura que contiene términos que no puede entender, en
este caso el estudiante los identifica como palabras desconocidas para él
(conocimiento de una característica personal), a su vez el estilo de escritura
dificulta su comprensión (conocimiento de una característica de la tarea), para
poner en claro la información identifica y subraya las ideas principales del
texto (conocimiento de una estrategia).
Estas ideas nos permiten señalar que el
autoconocimiento del estilo de aprendizaje le proporciona al alumno información
acerca de lo que prefiere en cuanto a maneras de aprender se refiere, así como
los procedimientos estratégicos que puede llevar a cabo de modo que los utilice
de forma no arbitraria y en plena conciencia.
Ahora, las estrategias de aprendizaje se
refieren a los planes generales que un estudiante debe seguir para conseguir la
meta de estudio, por ejemplo, debe pensar en el tiempo que empleará, los
materiales a utilizar, algún método de supervisión que le ayude a corroborar si
lo aprendido va encaminado al objetivo, así como la técnica específica de
estudio que debe utilizar para adquirir el conocimiento.
(Arias, Zegarra y Justo, 2014: 269)
sostienen que las estrategias de aprendizaje son las secuencias integradas de
procedimientos o actividades que se eligen con el propósito de facilitar la
adquisición, el almacenamiento y la utilización de información y conocimientos.
El autoconocimiento de “los rasgos cognitivos, afectivos y fisiológicos que
sirven como indicadores relativamente estables de cómo los discentes perciben,
interaccionan y responden en su ambiente de aprendizaje”.
2.1.4. La inteligencia emocional
Cuando en 1983 Howard Gardner
publicó Frames of Mind y posteriormente en 1995 Inteligencias Múltiples, La Teoría en la
Práctica, planteando la existencia de diferentes inteligencias, incluyendo
entre estas las inteligencias intrapersonal e interpersonal, abrió un espacio
fundamental en la reconceptualización de la educación, y aunque no era esta su
intención, esto llevó a tener que reconsiderar el papel que las emociones
juegan en ella. Sin embargo; fue Daniel Goleman en el año 1996, quien frente al
anquilosado sistema educativo heredado desde la ilustración y determinado por
el conductismo, popularizó por medio de su libro, la Inteligencia Emocional
(IE), las ideas audaces e innovadoras que Peter Salovey y John Mayer habían
propuesto desde 1990, las cuales venían a cubrir los espacios vacios dejados
por el constructivismo y el construccionismo como propuestas cognitivistas
opuestas al conductismo.
Peter Salovey y John Mayer en
1990, plantearon que la Inteligencia Emocional, era la capacidad que posee y
desarrolla la persona para supervisar tanto sus sentimientos y emociones, como
los de los demás, lo que le permite discriminar y utilizar esta información
para orientar su acción y pensamiento. 1), ISSN:
0379-7082, 2012
Esta propuesta vino a
cuestionar los modelos educativos que hasta finales del siglo XX insistieron en
la construcción de una educación que privilegiaba los aspectos intelectuales y académicos,
considerando que los aspectos emocionales y sociales correspondían al plano
privado de los individuos.
Posteriormente Salovey y Mayer
en 1990 reformularon su definición anterior para proponer que la Inteligencia
Emocional conlleva la habilidad para percibir con precisión, valorar y expresar
emociones, así como el poder acceder y/o generar sentimientos cuando estos
facilitan el pensamiento, lo que posibilita conocer comprender y regular las
emociones, lo que promueve el crecimiento emocional e intelectual.
De esta manera se inició una
ardua lucha por combatir el carácter "anti-emocional” del modelo de
escuela que imperó hasta antes del siglo XXI, en el cual las emociones fueron
formalmente suprimidas con la finalidad de controlar el tiempo, la mente, el cuerpo y,
sobre todo, las emociones de los y las educandos, aduciendo que entre la razón
y la emoción existía un universo de distancia, constituyéndolas en opuestos
dentro de la existencia humana.
A partir de esto, la escuela
anti-emocional definió una diferencia sustantiva entre el pensamiento racional
y emocional, tipificando al primero como “objetivo” y asignando al segundo un
carácter “subjetivo”. Esto, porque el pensamiento racional ha sido ligado
históricamente con la lógica y particularmente las matemáticas, en virtud de la
herencia de la cultura griega en el
mundo occidental, la cual privilegió aquellas formas de pensar donde la lógica
aristotélica se definió como razonamiento correcto. Contrario a esto se ha
considerado que el pensamiento emocional y la consecuente conducta emocional,
conlleva a una conducta desordenada; sin embargo esto es un craso error, puesto
que ha sido demostrado que tal conducta consiste en un sistema organizado, que
la misma tiende a una meta, de manera tal que cada emoción conscientemente
asumida, es una respuesta articulada con
la que cuentan las personas ante determinados estímulos.
El planteamiento de que las
emociones están ligadas a factores subjetivos refleja que no se ha tomado en
cuenta que éstas incluyen una evaluación de las implicaciones que la situación
o evento tiene para el organismo que le permite efectuar una valoración de la
situación en la que entran en juego las diferencias individuales, las cuales
pueden estar sujetas a un procesamiento controlado o voluntario de la
información, que orienta la toma de decisiones partiendo de un chequeo de
atribución causa-efecto, discrepancia entre lo ocurrido y lo esperado, la
facilitación de metas, la urgencia de responder ante el evento que esta siendo
valorado, interviniendo en todos estos
aspectos la memoria, la motivación y el razonamiento, lo que revela que la toma
de decisiones esta más afectada por el carácter emocional que racional.
De esta manera, la persona
otorga una significación a un evento, por medio de sus emociones, es decir, la
emoción es un recurso por el cual, el individuo procura expresar el significado
que le otorga a un estímulo aceptado, lo que implica que las emociones remiten
a lo que significan, y en su caso incluyen el significado que se le da a la
totalidad de las relaciones de la realidad humana, a las relaciones con las demás
personas y con el mundo. De ahí que se pueda considerar que una emoción es
precisamente una “toma de conciencia del ser humano”, que abarca sus diferentes
dimensiones bio-psico-sociales, de lo anterior, la conducta racional y la conducta
emocional no deben ser vistas como elementos opuestos dado que constituyen dos
componentes de la personalidad.
Por lo anterior, cada emoción
tiene una finalidad y la percibimos en conductas determinadas y específicas, de
manera tal que la misma supone una organización de la conducta, lo cual refleja
una toma de conciencia que demanda la existencia de un componente inconsciente
para que se pueda, precisamente, tomar consciencia.
De esta, las emociones
implican una resignificación de los eventos o sucesos, lo que permite
comprender y aceptar que la cognición y la emoción se afectan recíprocamente,
por lo que la persona que se educa debe ser considerada como una mezcla de
razón y emoción, de manera tal que separar estos dos componentes sería atentar
contra el carácter humano del ser humano.
Lo anterior permite reafirmar
que la razón y la emoción son dos
aspectos que existen de manera conjunta y por que se hallan muy unidos en la mente
del individuo, hace que los lleva a
actuar de manera conjunta, ligados a los conocimientos adquiridos. De hecho, es
merced a la necesidad o interés que presenta una persona por adquirir
determinados conocimientos, que las emociones y sentimientos influyen en su
adquisición, evidenciando que todo lo que hacemos,pensamos, imaginamos o
recordamos, es posible por cuanto las partes racional y emocional del cerebro
trabajan conjuntamente, mostrando una dependencia una de la otra.
Esta relación, razón-emoción
posibilita generar la capacidad adaptativa de la persona, cuya manifestación
concreta se aprecia en el poder dar respuestas y soluciones, de manera eficaz,
a los problemas que se presentan ligados a las relaciones interpersonales y las
conductas disruptivas, propiciando en cambio el bienestar psicológico y el
rendimiento académico.
Es así como a partir de las
propuestas de Salovey y Mayer (1990), los
aportes de Gardner (1995) y Goleman (1996), que es posible considerar la existencia
de lo que se puede denominar Inteligencia Emocional, particularmente al ligar
la inteligencia interpersonal con la intrapersonal, las cuales al ser confrontadas
con las otras inteligencias que posee el individuo, permiten generar explicaciones
plausibles del porqué sujetos de bajo nivel de Coeficiente Intelectual (CI),
pero que poseen un alto manejo de sus emociones, son capaces de imponerse (ante aquellos sujetos de un nivel
de CI más alto, pero de bajo nivel en el manejo de sus emociones.
Esta aparente paradoja se debe
a que la Inteligencia Emocional repercute en todos los ámbitos de la vida del
individuo, de ahí la importancia y necesidad de incorporarla en los ámbitos educativos
lo que hace necesario un cambio del modelo educativo anti-emocional, demasiado
centrado en el conocimiento académico y los contenidos de dominio específico,
ya que dicho modelo conlleva un sesgo en el desarrollo de la personalidad del,
o la, educando. Surge así la necesidad de un modelo más integral y holístico,
que sea capaz de integrar la educación
emocional y la educación académica, como partes inherentes del mismo.
La educación de la afectividad
y las emociones, debe ser considerada como una condición primaria para el
despliegue de la personalidad (Martínez-Otero, 2007.p.81) por cuanto constituye parte de un proceso
continuo y permanente para lograr el desenvolvimiento de las competencias
emocionales como elementos fundamentales, para lograr el desarrollo integral de
la persona, posibilitándole al individuo capacitarse para mejorar su calidad de
vida, su capacidad de comunicación, aprender a resolver conflictos, tomar
decisiones, planificar su vida, elevar su autoestima, incrementar su capacidad
de flujo, y sobre todo, desarrollar una actitud positiva ante la vida.
En el mundo actual,
caracterizado por el dominio de las Tecnologías de la Comunicación y la
Información (TIC), donde las posibilidades de comunicación entre las personas
han crecido vertiginosamente, afectando irremediablemente todos los órdenes y
niveles de la vida de las personas, incluyendo los aspectos cognitivos y emocionales,
también han crecido los comportamientos que rayan en lo patológico, como lo son
la ansiedad, la depresión, la disciplina, la violencia, los trastornos de la alimentación,
etc., los cuales se manifiestan como componentes de un analfabetismo emocional, y evidencian que tal
analfabetismo tiene efectos muy negativos en las personas y la sociedad. De
esta manera, la sociedad en su conjunto y, particularmente, el modelo educativo,
deberían tomar consciencia de la importancia de incluir dentro del proceso de
formación de los individuos a la educación emocional. Tal educación debería
implementarse de manera gradual debido a lo complejo de su estructura, y por
que demanda un gran esfuerzo de comprensión por parte de los sujetos sobre sí mismos
y sobre el entorno, lo que revela que dicha educación está íntimamente ligada a
la metacognición.
Es así como se puede explicar
que las personas que logran una elevada Inteligencia Emocional, consiguen
dominar las manifestaciones de sus emociones, lo que les facilita una mejor
adaptación al entorno social y natural, lo que permite tener más posibilidades
de adaptarse a las diferentes situaciones que se enfrentan y, obtener éxito en
los proyectos que se propongan en su vida.
El modelo educativo que
considere la educación emocional como una de sus partes deberá percibir al sujeto
desde una perspectiva integral, donde su mente y su cuerpo se articulan para
capturar el mundo externo e interpretar el interno. De esta manera, la
articulación de conocimientos y emociones, se haría con el fin de procurar que
los individuos sean capaces de generar pensamientos que permitan interpretaciones y juicios de valor, como
manifestaciones de su consciencia, definiendo sus patrones de conducta
(valores), de manera tal que sus emociones se constituyan en los elementos
movilizadores que establezcan las acciones a tomar,permitiendo identificar sus
intenciones racionales y mantener su voluntad en razón del alcance de sus
propósitos, dentro de los marcos de posibilidades que permitan el desempeño y
la conducta, que determinan las posiciones que los individuos asumen con
respecto a sus vidas, las cuales deben ascender del sometimiento que propio de
los infantes a la libertad como condición sine qua non del adulto educado.
6(1), ISkkkkkkkkkkkkkkkkkkSN:
03kkkkkkkkkkkkkkkk79-7082, 2012
De esta manera, en la sociedad
contemporánea, caracterizada por el pragmatismo y por la ambición a la posesión
de bienes y riquezas, más centrada en el tener, que en el ser, los individuos
se enfrentan a estereotipos que pretenden definir sus emociones y sentimientos,
ligando estos al concepto de “poseer” como bien supremo y final, generando un
efecto de encadenamiento a las cosas y apego a estas, de manera tal que la
felicidad y las emociones positivas asociadas a este sentimiento están en razón
de la posesión y no de la satisfacción de sus necesidades personales, sociales,
naturales, pero sobre todo espirituales, de manera tal que la afectividad deja
de ser el motivo de la vida psíquica y
se sustituye por el concepto de posesión, aun cuando cada vez es más evidente
que la riqueza material y la producción y posesión de tales bienes no garantiza
ni la satisfacción ni la felicidad, esto solo es posible superarlo con una
adecuada educación emocional.
Durante los últimos treinta
años, muchos y muchas especialistas en pedagogía, consideraron que la educación
consistía en un proceso cognitivo basado en el procesamiento de la información,
donde la actividad mental, como expresión del aprendizaje se da gracias a la
existencia de conocimientos previos, el nivel, la cantidad y calidad de la
acumulación de estos, los cuales articulándose de una manera creativa son
generadores de pensamiento productivo. A esto se suma el considerar que el
aprendizaje es el resultado de la interacción social por medio de esfuerzos
cooperativos dirigidos hacia metas compartidas.
Esta concepción, implicó un
considerable avance con respecto a muchas de las consideraciones de los modelos
pedagógicos del siglo XX, pero resultó ser insuficiente para poder explicar el
porqué de las dificultades del aprendizaje en una época caracterizada por la
presencia de las TIC, al no tomar en cuenta que las actividades mentales y la
interacción social están mediadas por las
emociones y los sentimientos que posean y desarrollen los individuos
alrededor de tales aspectos.
A partir de Salovey y Mayer
(1990), Gardner (1995) y Goleman (1996), la educación no puede reducirse
únicamente a lo académico, a la obtención y procesamiento de la información, al
desarrollo estrictamente cognitivo, o a las interacciones sociales, como si
éstas se dieran en abstracto, sino que debe abarcar todas las dimensiones de la
existencia humana.
Nadie duda que el aprendizaje
sea un acto deliberado, por lo que no es ni inconsciente ni arbitrario, sino
que se da conforme el individuo se desarrolla y se manifiesta como la capacidad
para ejecutar una conducta que previamente no se poseía. Sin embargo esto no
dice cómo es que el sujeto alcanza tal conducta o capacidad y mucho menos qué
lo motiva a su alcance.
Ya en 1960, Bruner consideró
que el aprendizaje involucra tres procesos, que considera son casi simultáneos:
la adquisición que implica información nueva o un refinamiento de la
información ya existente, la transformación que implica el manipular el
conocimiento para ajustarlo a las nuevas tareas y la evaluación para comprobar
si la manera en que manipulamos la información es la adecuada. Para lograr
esto, el proceso educativo debe tener en cuenta la predisposición del individuo
hacia el aprendizaje, lo que de una u otra manera implica el carácter emocional
con que se asume el aprendizaje en si mismo. La adquisición,transformación y
evaluación, implican una acumulación de experiencias que son interpretadas y
comprendidas, las cuales están inseparablemente unidas a lo que las personas
son y sienten (Bisquerra, 2005. p 112).
El aprendizaje, por tanto solo
es posible en un entorno social, en el que se construyen las estructuras de
conocimiento, denominadas destrezas, las cuales son cada vez más complejas en
tanto se maneje cada vez más información.
Así, el proceso de aprendizaje desde la Teoría sociocultural incluyó, cuatro
puntos esenciales:
a) El desarrollo cognitivo, el
cual varía de una persona a otra, así como de una cultura a otra.
b) La interacción social, la
cual posibilita el crecimiento cognitivo de un individuo gracias al aprendizaje
guiado dentro de la Zonas de Desarrollo Próximo, lo que permite a los
aprendices la construcción del conocimiento.
c) La socialización, donde se
da la construcción de procesos psicológicos individuales como el habla social,
lo que permite la comunicación
d) El papel de los adultos,
quienes transmiten “herramientas” cognitivas en función de facilitar la
adaptación intelectual dentro de la cultura que los aprendices deben
internalizar.
Una lectura entre líneas, de
los puntos anteriores, evidencia que faltó indicar que el aprendizaje
constituye un constructo individual y social que se ve afectado por las apreciaciones
y valores que, individual y socialmente, se le atribuyen a las emociones en
razón de ser estas construidas en términos culturales y contextuales, aspectos
que determinan y regulan, cuales emociones son las apropiadas o aceptadas en
razón de la interacción entre el sujeto y el ambiente,de manera tal que no hay
aprendizajes fuera del espacio emocional, al punto que las emociones son
determinantes para facilitar u obstaculizar dichos aprendizajes, los cuales a
su vez están determinados por los intereses o necesidades del sujeto, en razón
de su interacción con el entorno. De esta manera, debe considerarse que el
aprendizaje es el producto cultural de dos vertientes que interactúan entre sí
de manera dinámica, la racional, ligada
a la cognición y, la emocional, ligada a los sentimientos, de forma tal que es
difícil, sino imposible, separar lo que corresponde a uno u otro dominio.
6(1), ISSN: 0379-7082, 2012
Estos aspectos, visto en
conjunto, generan un marco conceptual que permite explicar que el pensamiento,
aunque parezca ser racional, está cargado de aspectos emocionales, de hecho no
existe pensamiento puro, ni racional ni emocional, porque los pensamientos
dependen de los intereses o necesidades de las personas, y estos aspectos están
mediados con el entorno por medio de las emociones. El pensar en como resolver
un problema, y lograrlo, produce sensaciones, emociones y sentimientos
positivos como parte de la realización de la persona, en tanto sucede todo lo
contrario en el caso de fracasar, por lo
que es posible afirmar que la capacidad para atender y entender las emociones, experimentar de manera clara los
sentimientos, poder comprender los estados de ánimo, tanto negativos como
positivos, son aspectos que influyen de manera decidida sobre la salud mental
del individuo, afectan su equilibrio psicológico y, por ende, su rendimiento
académico (Fernández-Berrocal y Ruiz, 2008. p. 74).
Si se considera que el
aprendizaje escolar es una actividad social constructiva que realizan los estudiantes junto con sus pares y el maestro o
maestra, para lograr conocer y asimilar un objeto de conocimiento, determinado
por los contenidos escolares mediante
una permanente interacción con los mismos, de manera tal que pueda descubrir
sus diferentes características, hasta lograr darles el significado que se les
atribuye culturalmente, promoviendo con ello un cambio adaptativo, es claro que
el papel del docente es clave, máxime si a través del aprendizaje se procura el
promover habilidades cognitivas y las capacidades emocionales, que le permitan
un aprendizaje autónomo y permanente que puedan utilizarlo en situaciones y
problemas más generales y significativos y no solo en el ámbito escolar.
6(1), ISSN: 0379-7082, 2012
Pero esto solo es posible si
se toma en cuenta que la intervención del docente es una ayuda insustituible en el
proceso de construcción de conocimientos por parte del educando, de manera tal
que sin la ayuda de este es muy probable que los alumnos y las alumnas no
alcancen determinados objetivos educativos, por cuanto el maestro o maestra no
enseña en abstracto, dejando de lado sus propias emociones y sentimientos sino que,
ya sea de manera explícita o implícita,
transmite los mismos en cada acto pedagógico que desarrolla.Así, ante un mismo
evento y en un mismo momento, la interpretación que haga el profesor o
profesora, dependerá del estado de consciencia que haya logrado desarrollar, de
manera tal que la percepción que este o esta construya del alumno o alumna,
estará ligada a las informaciones cognitivas y emocionales que posea del
educando.
De ahí que el ejemplo de los
educadores se constituye en un elemento recurrente por parte de los y las
educandos, donde en muchos casos se aprecia como un modelo a imitar. Es
conocido que los estudiantes tienden en muchas ocasiones a realizar y
reproducir lo que dicen y hacen sus maestros y maestras, incluyendo los
comportamientos producto de sus emociones, ya sea ante el dominio de
conocimiento que imparten o enseñan, o ante las actitudes que asumen frente a
la vida, particularmente en el caso de niños.
Por otro lado, para insertarse
con posibilidades de éxito dentro del proceso educativo, el educando depende de su propia imagen la cual
está ligada a sus emociones y sentimientos, la que a su vez responde en muchas
ocasiones a la imagen generada por el docente.
Así, al participar conscientemente
del proceso educativo, el educando tiene la oportunidad de confirmar o
modificar su propia imagen, como resultado de una interacción social la cual
incide directamente en el auto concepto que se construye, que puede ser potenciado
o disminuido por la institución, la institucionalidad, y los y las docentes participantes
en ella, siendo innegable que los sentimientos del educando dependen en gran
medida del como sus profesores lo traten, donde el auto concepto que el
profesor tengan de sí mismo también actúa sobre la emociones del educando, y
donde los éxitos o fracasos de ambos tienen un poder de transferencia hacia
otros ámbitos más allá del escolar, lo que significa que un potencial
comportamiento fuera del entorno escolar se ve influido por lo vivido en este.
La capacidad de identificar,
comprender y regular las emociones es fundamental por parte de los profesores,
debido a que tales habilidades influyen en los procesos de aprendizaje, en la
salud física, mental y emocional de los educandos y son determinantes para establecer
relaciones interpersonales positivas y constructivas con estos, posibilitando
una elevación en su rendimiento académico, ya que, cuando el profesorado
inspira confianza y seguridad, e instruye con dominio y confianza, es posible
que los estudiantes asuman una actitud más empática hacia el docente y hacia la disciplina que este imparte.
El propio convencimiento del profesorado en lo que hace, es un poderoso recurso
para ganar la actitud de los educandos, de manera tal que, si el maestro
persigue realmente incidir de manera positiva en sus educandos debe procurar
ganar de manera simultánea tanto la “razón” como el “corazón” de estos, de lo
contrario sus esfuerzos estarán propensos al fracaso.
Para Therer (1998), cuando se
conoce como aprenden los y las estudiantes es que el esfuerzo de la enseñanza
podría tener algún efecto positivo, este aprender no depende únicamente de las
capacidades cognitivas de los educandos, sino de sus disposiciones emocionales,
dado que el docente es más que un mero transmisor de información, es un creador
o creadora de espacios de aprendizaje y le corresponde gestionar las
condiciones que posibiliten organizar las situaciones de aprendizaje las cuales
dependen de al menos cuatro factores ligados a los estudiantes:
a) Su
motivación (donde se insertan los aspectos emocionales),
b) Sus capacidades
cognitivas,
c) Sus
estilos de aprendizaje, y
d) Los
objetivos curriculares a ser alcanzados.
Esto lleva a considerar la
importancia de poder articular en el proceso de aprendizaje, las emociones de
los y las educandos con sus estilos de aprendizaje, entendido este como la
preferencia mostrada por el educando para abordar un aprendizaje, lo que
corresponde a la manera dominante de aprender que manifiestan estos, reflejando
así las disposiciones personales que influyen o influencian en la habilidad
para accesar a la información; a lo que habría que adicionar los estilos de
enseñanza del profesor.
Si los docentes logran hacer compatibles sus estilos
de enseñanza y el estilo de aprendizaje de los estudiantes tomando en cuenta
las emociones de ambos, probablemente el rendimiento académico de estos y estas
será mayor, aspecto que redundará en la generación de más emociones positivas,
que a su vez potencian un mayor aprendizaje, construyéndose un círculo virtuoso
entre aprendizaje y emociones, de manera tal que el rendimiento académico
vendrá por sí solo. De lo contrario, no lograr superar las diferencias entre
los estilos de enseñanza del profesorado y los estilos de aprendizaje de los
estudiantes, puede constituirse en fuente de conflicto, tensión y malos
entendidos.
De esta manera, el estilo de
aprendizaje del profesor repercute en su manera de enseñar, ya que frecuentemente
tienden a enseñar como a ellos les gustaría aprender, lo cual revela las
emociones y sentimientos de los mismos, por lo que deben ser ellos quienes
deben informarse sobre los estilos de aprendizaje de sus estudiantes y los
mecanismos que posibiliten una educación emocional, en razón de potenciar el
círculo virtuoso apuntado anteriormente ya que si los docentes ignoran los estilos de aprendizaje
de los estudiantes, así como las emociones y los sentimientos de estos y estas,
el resultado es tan perjudicial como el no dominar la disciplina que se enseña,
o no contar con las técnicas y estrategias didácticas que motiven a los y las
estudiantes, generándose entonces apatía, desinterés, reducción de la efectividad
del planeamiento didáctico y de las estrategias metodológicas.
El conocer los estados
emocionales de los estudiantes, así como sus estilos de aprendizaje, puede
ayudar al profesor o profesora a organizar de manera más eficaz y eficiente el
proceso de aprendizaje - enseñanza a implementar, y posibilita atender a los
estudiantes de manera más personal, guiándolos en el contexto del aprendizaje;
solo así es que el profesor realmente puede contribuir a que sus estudiantes se
conviertan en los constructores de sus propios aprendizajes.
Lo anterior permite considerar
que los niveles de éxito y/o fracaso por parte de los estudiantes, en el
aprendizaje de cualquier disciplina, podrían estar asociadas, entre otros
aspectos a la concordancia/discrepancia entre los estilos de aprender/enseñar,
que se dan entre los estudiantes y los docentes, así como en la comprensión de
las emociones y los sentimientos de ambos y cómo éstos afectan directamente al
proceso cognitivo; y no exclusivamente a las usuales debilidades que se apuntan
en direcciones únicas, como lo son entre otras, estudiantes con bajos niveles
de conocimiento, ausencia de conocimientos previos significativos, o bien
profesores o profesoras incapaces de lograr una comunicación efectiva, por lo
que se puede afirmar que, un educador emocionalmente inteligente y un clima
favorable en el aula son factores esenciales para el aprendizaje.
El
miedo, la ira, la tristeza, la alegría, la sorpresa y el asco son las emociones
básicas para las que existe un mayor consenso respecto a su definición
conceptual.
Entonces, las emociones
son reacciones o expresiones impulsadas generadas por algún tipo de pensamientos
que se manifiestan a través de gestos.
De esta manera, la
persona otorga una significación a un evento, por medio de sus emociones, es
decir, la emoción es un recurso por el cual, el individuo procura expresar el
significado que le otorga a un estímulo aceptado, lo que implica que las
emociones remiten a lo que significan, y en su caso incluyen el significado que
se le da a la totalidad de las relaciones de la realidad humana, a las
relaciones con las demás personas y con el mundo. De ahí que se pueda
considerar que una emoción es precisamente una “toma de conciencia del ser
humano”, que abarca sus diferentes dimensiones bio-psico-sociales.
Más que emociones, son
acciones fisiológicas, porque son comportamientos, de acuerdo al momento que se
encuentra el hombre, que marcan un hecho favorable o destructible.
Por
tanto, podemos entender como emoción una experiencia multidimensional con al
menos tres sistemas de respuesta: cognitivo/subjetivo; conductual/expresivo y
fisiológico/adaptativo.
Emoción
es un fenómeno consciente de capacidad de respuesta. El humano responde a
circunstancias y a entradas específicas con combinaciones de reacciones
mentales y fisiológicas. Las reacciones mentales son parte del conocimiento.
Las respuestas fisiológicas varían, pero involucran al sistema respiratorio,
cardiovascular y otros sistemas corporales.
Éstas son frecuentemente inducidas por sustancias químicas y contribuye el
sistema límbico, esto es, el hipotálamo y la amígdala. Una buena hipótesis
acerca del desencadenamiento de emociones se origina en el modelo del cerebro como
instrumento de control.
Las
emociones son fenómenos psíquicos mentales, percibidos por el ser humano ya sea
negativo o positivo a través de una reacción de
estímulos fisiológicos consiente, que involucran al sistema respiratorio,
cardiovascular y otros sistemas corporales.
Miedo
Según
el Diccionario de la Real Academia Española, se refiere a la perturbación
angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario, así como el recelo
o la aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.
Este
fenómeno mental psicológico, por estar en un campo de desorden, sí afecta el
buen pensar del ser humano, no es un distractor total pero un enemigo del yo.
El
miedo afecta el talento y la innovación de los individuos porque su experiencia
puede producir bloqueos y pensamientos irreales, lo que genera que la mente se
concentre en el peligro y en la forma de superarlo
El
miedo es una emoción “fundamental”, es decir universal, inevitable y necesaria.
Como todas las especies animales, el ser humano está programado por la
naturaleza y la evolución para sentir miedo ante ciertas situaciones. Es
necesario, pues es una señal de alarma destinada a avisarnos de los peligros,
aumentando de este modo nuestras posibilidades de supervivencia. Esto sucede de
una manera instintiva y tiene sus orígenes en una serie de cambios fisiológicos
relacionados con el sistema nervioso autónomo y el sistema endocrino.
Tristeza
Como
resultado de las definiciones que nos proporcionan los diccionarios, sabemos
que la tristeza es una emoción desmerecida que se produce, como resultado de
una experiencia inesperada y reciente, el decaimiento; de hecho, desequilibrando
el normal funcionamiento del organismo, provocando, muchas veces, decisiones
malas.
En
su forma clínica, la depresión es un trastorno del estado de ánimo
caracterizado por una sensación de tristeza intensa superior a dos meses. Se
produce por diversas causas: acontecimientos de la vida diaria —relacionados
con pérdidas o incapacidad para hacerles frente — cambios químicos en el
cerebro, efecto secundario de medicamentos, trastornos físicos o médicos.
Es
un proceso natural, sentimiento de dolor anímico producido por un suceso
desfavorable que suele manifestarse con un estado de ánimo pesimista.
Ira
La
ira es considerada una emoción negativa por la mayoría de los teóricos de la
emoción. Esta emoción puede ser concebida atendiendo a tres tipos de
definiciones de la valencia emocional, es decir, las emociones se pueden
entender como positivas o negativas en base a:
1) Las condiciones que evocan la emoción,
2) Las consecuencias adaptativas de la emoción
o
3) La experiencia subjetiva de la emoción.
Así,
en primer lugar, la ira puede verse como negativa debido a las condiciones que
evocan la emoción, ya que suele ser evocada por acontecimientos aversivos. En
segundo lugar, la ira se puede calificar como positiva o negativa cuando es
entendida desde el punto de vista de sus consecuencias adaptativas, dependiendo
del resultado de una situación particular. Finalmente, la ira se podría ver
como positiva o negativa en función de la sensación subjetiva o evaluación de
la emoción, dependiendo de si un individuo siente placer/gusto o
displacer/aversión tras la experiencia subjetiva de ira.
En este sentido la ira se puede entender
como una respuesta emocional caracterizada por una alta activación a nivel
simpático, vinculada a una estructura cognitiva de daño y atribucionalidad
externa para el mismo, que favorece conductas de ataque pero ante la que el
individuo puede poner en marcha distintas estrategias de afrontamiento que le
permitan controlar su expresión y su experiencia.
2.3.1. Emoción
Se
refiere al estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al
ambiente que viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos)
de origen innato, influidos por la experiencia.
Tambien
se define como las reacciones psicofisiológicas que representan modos
de adaptación a ciertos estímulos del individuo cuando percibe un objeto,
persona, lugar, suceso o recuerdo importante.
2.3.2. Miedo
Se define como una
respuesta del organismo que se desencadena ante una situación de amenaza o
peligro físico o psíquico, cuyo objeto es dotar al organismo de energía para
anularlo o contrarrestarlo mediante una respuesta
2.3.3. Ira
Se
puede entender como una respuesta emocional caracterizado por una alta
activación a nivel simpático, vinculada a una estructura cognitiva de daño y
atribucionalidad externa para el mismo, que favorece conductas de ataque, pero
ante la que el individuo puede poner en marcha distintas estrategias de
afrontamiento que le permitan controlar su expresión y su experiencia.
La
ira, rabia, enojo o furia es una emoción que se expresa a través del
resentimiento o de la irritabilidad.
2.3.4. Tristeza
La
tristeza es una de las seis emociones básicas (no natales) del ser humano según
Paul Ekman, junto con el miedo, la ira, el asco, la felicidad y la sorpresa.
2.3.5. Emociones negativas
Las
emociones negativas son aquellas que producen desasosiego en nuestro interior.
Los celos en la pareja, la sensación de culpabilidad cuando nos equivocamos o
la preocupación ante un problema son reacciones alejadas del placer y, por lo
tanto, se trata de emociones negativas.
2.3.6. Aprendizaje
Para
Bruner el aprendizaje involucra tres procesos, que considera como simultáneos:
la adquisición que implica información nueva o un refinamiento de la
información ya existente, la transformación que implica el manipular el
conocimiento para ajustarlo a las nuevas tareas y la evaluación para comprobar
si la manera en que manipulamos la información es la adecuada.
Para
lograr esto, el proceso educativo debe tener en cuenta la predisposición del
individuo hacia el aprendizaje, lo que
de una u otra manera implica el carácter emocional con que se asume el
aprendizaje en si mismo. La adquisición, transformación y evaluación, implican
una acumulación de experiencias que son interpretadas y “comprendidas”, las
cuales están inseparablemente unidas a lo que las personas son y sienten.
CONCLUSIONES
1.Aplicando
las técnicas de entrevista y observación detectamos que las emociones negativas
más arraigadas en la muestra de estudio fueron, la ira (50%) y el miedo (30%).
2.La
tristeza y y el enojo se manifestó en un 30% de los estudiantes que no eran
considerados en alguna actividad dentro del aula.
3.La
rabia (33%) y la cólera (42%) son emociones negativas que manifiestan los
alumnos frente a sus compañeros que obtienen buenos calificativos.
4.La
inseguridad es otro estado emocional que fue manifestado por el 60% de
alumnos observados y que se manifiesta al contestar las preguntas o en la
conversación con las personas.
5.La
tristeza que sienten los estudiantes entrevistados, está relacionado con la
poca importancia que le dan para escucharlo cuando habla (30%) y cuando es
excluido en los juegos en la escuela (40%)
6.La
agresión(30%) y los insultos (60%) son reacciones que manifiestan los alumnos
frente a la ira.
7.Otro
aspecto que merece reflexión es la expresión de los alumnos del bajo autoncepto
que tienen de si mismo ya que
manifiestan no gustarle su cuerpo ( 40%) y no gustarle su aspecto físico (30%)
8.
Las emociones negativas tienen una gran influencia en el aprendizaje de los
alumnos, ya que limita su capaciad de
concentración, atención y socialización
9.La educación es importante por cuanto es un proceso que
busca integrar la emociòn y la razón creando ambientes agradables de aprendizaje, buscando una buena
relación de comunicaciòn entre docentes
alumnos y padres de familia con la finalidad de mejorar el clima institucional
y la convivencia en la institución educativa.